Como ya anunciamos en este Blog, el pasado domingo hicimos una bonita ruta por el río Dúrcal hasta la Cascada de los Bolos.
Aunque menos concurrida que otras veces, -será la vuelta a la rutina o la bajada de las temperaturas- finalmente la excursión contó con nuevos participantes, a los que agradecemos su asistencia, a los habituales, ausentes esta vez, ya les tiraremos de las orejas en la próxima que, os adelantamos, será el próximo fin de semana.
La ruta hacia la cascada de los Bolos consiste en una caminata de ida y vuelta hasta ese punto, la cascada, la peculiaridad que la hace diferente al resto es que discurre por el río, cuyo nivel medio de agua es por debajo de las rodillas, y una temperatura muy agradable, al ir moviéndonos.
El rumor del río que subimos y el espectacular entorno nos sitúan, con un poco de imaginación, como auténticos buscadores de oro...
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| Inicio de la ruta, los forajidos Óscar y Marisa se adentran. Con un poco de suerte quizás encuentren alguna pepita |
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| Otros compañeros de ruta en busca de su botín |
En una tarde así, el Sol pasa a ser el auténtico Dorado.
Salta a la vista en las caras de nuestros compañeros, deslumbrantes
Después de unos primeros metros de sendero ordinario, la cosa se pone interesante, y es que el primer contacto que tenemos con el líquido elemento es por medio de la acequia que, a modo de pasarela, marca que camino hasta el cauce natural.
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| Ahí va la caravana, rodeando la montaña por medio de la pasarela, una cuerda hace las veces de barandilla  El Sol, radiante y omnipresente, nos alumbraba como a auténticas estrellas de la pasarela   Ahí vamos, pisándonos los talones, pero con el agua tan solo por las rodillas
Y como el agua es quien manda, unos metros de la acequia
pasan por el corazón de la montaña, y nosotros también,
así nos encontramos un aperitivo de lo que vendrá después...
En este caso son sólo unos pasos los que hay que hacer con la acequia "techada",
con la roca sobre nuestras cabezas y sin problemas de luz
 Uno a uno entramos en este primer y breve escollo  Vemos a esta intrépida forajida saliendo del atolladero con gran maestría, reserva de potasio y linterna, se nota que sigue nuestras instrucciones de ropa y otros elementos necesarios para la ruta, como la linterna  Por si se encuentran con una, así es la entrada al corazón de una montaña
Plato fuerte, linternas en mano y mucho tacto. Trascurridos unos metros, veremos de nuevo la luz...
Y vaya si la vimos ¡por fin el río!
Unos kilométros nos separan de la cascada, ahora sí, como auténticos "Butch Cassidy and the Sundance Kid", vamos río arriba hasta la cascada. Si afinamos el oído, parece escucharse un banjo, quizás una armónica....
A pesar del verano y del año tan seco que estamos teniendo, el agua fluye y baja límpia, se camina bien y no notamos frío, el sol, ahora menos directo, nos llenó del calor suficiente para este segundo tramo
Y así hasta el punto de retorno, la cascada de los Bolos, sorteamos cantos rodados, piedras resbaladizas y balsas de agua que pueden llegar hasta la cintura.
The Sundance Girl también estaba por allí
 
Todos en la cascada, punto de retorno y energías renovadas, y aún quedaba la recompensa...
¡¡¡LA MERIENDA!!!
Sandwich, fruta y un consomé vegetal calentito que me "río" yo de la pócima del Druída Panoramix
Hasta aquí el día en el río Dúrcal, gracias a los asistentes por su confianza, tesón y valentía, y a la organización... por su organización, de 10
Eh, Gálvez, ¿Te apuntas a la siguiente, no?
 ¡Hasta la próxima! Para los curiosos, os dejamos al bueno de Butch haciendo "el indio" sobre una bicicleta |
